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Amando a la Madre Tierra
- 5-1-2012
En nuestra pasada edición de febrero reseñamos sobre la importancia de amar y respetar a nuestra madre. Se dijo que “Ella nos dio la vida, creó el espacio de amor en el que fuimos concebidos, nos cargó en su vientre, nos alimentó (muchas veces con leche materna), nos tomó en sus brazos, nos enseñó muchas cosas, nos protegió del frío, del miedo y del dolor. Estando con ella nos sentíamos seguros, felices, aceptados, amados, nutridos y llenos de vida. Nuestra memoria emocional grabó esa experiencia y se convirtió en lo que hoy conocemos como amor.”
Mientras fuimos creciendo puede ser que nos insensibilizamos y el amor puro pasó a un segundo plano. En ciertas etapas de la vida, como la adolescencia, tal vez llegamos a negar, ignorar o excluir a nuestra madre. Cuando alcanzamos cierto nivel de madurez, nos damos cuenta de que mamá es lo más importante que tenemos, pero a veces es demasiado tarde.
Nuestra relación con la Madre Tierra o Pachamama, en lenguaje de los pueblos indígenas andinos, es muy similar. Nuestro hermoso planeta nos nutre (nos provee alimento), nos ofrece relajación, nos conecta con nuestra esencia y nos ayuda a evolucionar. Al igual que con nuestra madre, tenemos la tendencia a desconectarnos y enfocarnos en cosas que creemos más importantes, como el trabajo u otras responsabilidades. Pensamos que vinimos a este mundo a comer y a trabajar… se nos olvida que vinimos a crecer, evolucionar, a ser felices y a cumplir con nuestra misión divina. Al desconectarnos de quienes somos, pagamos un precio bien alto.
Cada vez que tengamos cualquier tipo de desbalance, como ansiedad, tensión o tristeza, debemos hacer lo siguiente:
• Salir a caminar y conectar con la naturaleza… te vas a sentir mejor.
• Respirar aire fresco. Esto facilita el balance y el flujo de emociones.
• Sentarnos junto a un río o quebrada (en su estado natural) para promover la relajación.
• Si estamos en la ciudad, alejados de la naturaleza, podemos mirar hacia el cielo y conectar con el Universo.
• Caminar descalzos por la grama o la arena. Los zapatos de goma cortan la energía que nos conecta con la tierra.
• Visitar los bosques y playas.
• Zambullirnos en la playa o algún cuerpo de agua natural.
• Recoger la basura que veamos en el piso.
• Agradecerle diariamente a la Madre Tierra por todo lo que tenemos.
La Madre Tierra es una fuente infinita de amor incondicional. Si conectamos con ella, vamos a ser más felices y saludables.
El autor es sanador holístico, masajista y facilitador de constelaciones familiares.