ManejandoPerdidas.com
por: Javier Ruiz
(basado en el programa radial de Nivel y Balance Espiritual del 16-sept-15)
Hoy les voy a enseñar a cómo sobreponerse los que han tenido pérdidas grandes en la vida.
La pérdida puede ser de un ser querido, un hijo, un familiar, una mascota, un amigo, un estilo de vida, un sentimiento, el amor que sentía por alguien (o que alguien sentía por mi), un trabajo, una casa, dinero, un carro, un grupo de amistades, el sentido de seguridad, el tiempo, la inocencia, la edad, etc. Cualquier cosa que tenga valor emocional para uno.
Des-afortunadamente las pérdidas son parte de la vida. Son difíciles. Son dolorosas. Son inevitables. Pero se supone que podamos sobrepasarlas, y tener una vida saludable a pesar de ellas.
Fíjate que hay gente que se divorcia (el divorcio es una pérdida) y se recupera rápidamente; mientras que hay otros que nunca se recuperan. No vuelven a ser los mismos. No vuelven a enamorarse. Pierden la esperanza. Se quedan amargados o deprimidos por el resto de sus vidas.
El verdadero problema es que muchas veces al tener pérdidas, se desarrollan creencias erróneas (subconscientes) de que no vale la pena vivir, reírse, disfrutar, enamorarse, etc. Muchas veces asociamos el placer y la diversión con el dolor. Mientras estamos gozando nos llegan pensamientos de que próximamente va a pasar algo malo, y que vamos a tener una pérdida que nos va a doler mucho.
Existen niños que quedan traumatizados cuando se les muere la mascota. Muchos padres prefieren no comprarle mascotas a sus hijos para que no sufran cuando se mueran.
Fíjate como todos nos desilusionamos cuando nos hacemos adultos.
Cuando eramos niños jugábamos y gozábamos muchísimo De adultos nos enfocamos mas en las responsabilidades.
Eso en gran parte se debe a que hemos ido teniendo pérdidas que no hemos superado.
Cuando empecemos a trabajar esas pérdidas, vamos a sentir una liberación increíble.
Sigue leyendo, que voy a decir cosas importantes:
Tenemos que tener en cuenta es que vamos a tener pérdidas en nuestras vidas.
Todo lo que tenemos es prestado y lo podemos perder. Todas nuestras posesiones materiales son pasajeras. Podemos tener todo lo que tengamos y en un segundo lo perdemos todo, ya sea por robos, huracanes, accidentes, divorcios, demandas, pérdidas, fuegos, etc.
Esto es ley de vida, y nos conviene estar en paz con esto.
No lo digo para que nos sintamos mal, sino para que tomemos la vida con humildad y vivamos el momento.
Las relaciones también son pasajeras (aunque pueden durar años). Muchas veces no sabemos si van a ser hasta que la muerte nos separe, o hasta que la suegra nos separe, o la secretaria, la vecina, el cartero, el doctor, la situación económica, etc. Para bien o para mal, estamos vulnerables a perderla.
Independientemente de lo buena o lo mala que sea la relación, sigue siendo una pérdida y hay que procesarla (ya explicare como se procesa).
Así que ya estamos claros. Vamos a tener pérdidas y vamos a tener que aceptarlas en su momento. Mientras mas rápido las aceptemos, mas rápido las vamos a sobrepasar.
Surge la pregunta: ¿Como lo proceso? ¿Que tengo que hacer para superar esa pérdida?
Lo más importante es admitir que tenemos la pérdida y que las pérdidas duelen. Tenemos que tratarnos con mucho amor y mucha compasión. Debemos darnos la oportunidad de llorarlo para que podamos pasar el duelo. Tenemos que ser humildes, y dejar de decirle a todo el mundo que estamos bien cuando en verdad no lo estamos.
Por más lógico que suene, este es un paso que evitamos dar.
Muchas veces preferimos negarlo, in-sensibilizarnos, mantenernos ocupados (para no pensar/sentir), llenar el vació con otras cosas, utilizar drogas (legales y/o ilegales), alcoholizarnos, comer de mas, tener sexo superficial, mantener la mente ocupada con banalidades (las redes sociales nos facilitan esto), evitar el descanso (o descansar todo el día), etc.
Hay un momento para suavizar el dolor (no queremos abrumarnos) pero también hay un momento para sentirlo y conectar con esa parte de nosotros que hemos querido tapar. Sentir la tristeza puede ser sumamente sanador.
Mientras no nos conectemos con el dolor, este nos puede perseguir como un fantasma, y salir en los momentos en que estemos más vulnerables.
Fíjate lo difícil que es mantener este balance entre sentir el dolor (que nos puede abrumar) y suavizarlo (sin caer en la negación). Muchas veces es necesaria conseguir ayuda profesional.
Tenemos que ser humildes y admitir cuando necesitamos ayuda.
También podemos pedirle compañía a un amigo que nos ayude a sobrepasar el luto, pero este tiene que estar en armonía con sus propias emociones y con sus propios duelos.
Los grupos de apoyo entre personas que han tenido pérdidas son sumamente efectivos, porque las personas se acompañan mutuamente dentro del dolor y no se sienten tan solos. Ellos entre si se entienden y se apoyan de una manera bien bonita.
A veces necesitamos a alguien que nos ayude a profundizar, o a suavizar un poco el proceso.
Queremos permitir que el proceso se de, pero no necesariamente queremos ajorarlo. El luto toma el tiempo que tome. Ahora, tampoco queremos quedarnos ahí por el resto de la vida. Queremos procesarlo y seguir adelante.
Resumiendo (hasta el momento):
Ya estamos claros de los primeros 2 puntos. Tenemos que tomar conciencia y tenemos que sentir el dolor. Es importante tratarnos con mucha paciencia, amor y compasión.
Es el aspecto sistémico. En cierta forma explica por que nos quedamos ahí (deprimidos) por tanto tiempo... por que no superamos la pérdida.
Uno de los factores que contribuyen a que se alargue el luto es el apego que desarrollamos inconscientemente con el objeto o la persona que perdimos. Esto nos lleva a un estado neutro en el que nos nos permitimos sentir el dolor, ni salirnos del hoyo.
Mucha gente puede estar así toda la vida. Es conveniente decidirnos a trabajarlo de una vez y por todas.
Como dije anteriormente, las pérdidas causan dolor y caemos en un patrón de negación. No queremos creer ni aceptar que tuvimos la pérdida, y en cierta forma “nos vamos en pérdida” con ellos.
Próximamente les explico como funciona y como podemos salirnos de esto.
En el caso de una persona que perdió un ser querido, (como una madre que pierde un hijo) el dolor puede ser abrumador y se le puede hacer difícil afrontar la realidad (duele demasiado). La persona (inconscientemente) prefiere estar con su hijo (o el padre, o la pareja, la mascota, etc.) que se murió en vez de seguir viviendo con todo ese dolor. En otras palabras, la madre prefiere estar muerta con su hijo.
Fíjate que estas son palabras bien fuertes. En los casos mas extremos las personas se suicidan después de una pérdida grande.
Es interesante ver como los viejitos que llevan juntos muchos años, muchas veces se mueren por causas naturales poco después de que se les muere la pareja.
Ahora: ¿Que pasa con los que no se mueren ni se suicidan? (pero que tampoco quieren vivir)
Muchas veces esas personas se quedan muertas en vida. Se quedan deprimidos por muchos años. No salen, no tienen vida social, no contestan el teléfono, no hacen ejercicios, no se alimentan bien, etc. Para todos los efectos es como si estuvieran muertos, aunque todavía estén respirando.
Existe una parte de ellos que prefiere estar muerto con su ser querido, que vivos con el dolor de la pérdida. Es una situación bien triste, y lo peor es que no nos damos cuenta cuando lo hacemos. Hay cierta percepción de tranquilidad, pero a mediano y largo plazo nos estamos haciendo daño.
Esto no le ocurre solamente a los que han enviudado o perdido hijos, esto le ocurre a todo el mundo (a menor escala).
La situación se puede disparar cuando se termina una relación que en un momento nos hizo feliz, la relación esta muerta (y a veces tomamos la decisión de morirnos con ella). Lo mismo se puede decir del empleo que tuve, o del tipo de conexión que tuve con mi papa cuando era joven, o del sentimiento que tenia cuando mi equipo deportivo ganaba el juego, o de cada vez que me enamoraba por primera vez de alguien, etc.
Para romper este apego lo que hay que hacer es expandir la mirada y observar objetivamente (sin juzgarnos) la manera en que estamos desechando nuestra vida de forma innecesaria.
Cuando hagamos este ejercicio y lo podamos sentir en carne propia vamos a notar una diferencia grande en nuestras vidas. Esto no es algo que se pueda describir en palabras, tenemos que pasar por la experiencia.
Mientras están teniendo esa experiencia, generalmente ocurre un movimiento natural en el que ellos mismos se van a querer levantar y hacer las cosas de otra manera. Se dan cuenta de que ya ha sido suficiente y ya es hora de pasar la pagina. En ese momento les enseño a recargarse de otra fuente de energía (que no sea algo que ya perdieron). Les enseño a tomar la vida. Los ayudo a que se sientan conectados con El Creador. Se conectan ahora con su amor propio, con su autoestima, con la felicidad, etc.
Ese pequeño movimiento los hace sentir como si se hubieran liberado de 1,000 libras que llevaban encima. De momento se sienten vigorosos y energizados. Empiezan a ver la vida de otra manera.
Esto es una experiencia que todo el mundo debe de pasar.
Si has tenido una pérdida, date la oportunidad de liberarte del apego a esta. Con una sola cita de Constelaciones Familiares que hagas vas a notar una diferencia grande en tu vida. Van a ser los $80 mejor invertidos.
Regálate una sesión de Constelaciones Familiares, y déjale saber a las personas que conozcas y que estén en proceso de sobrepasar pérdidas.
Así que resumiendo:
Si has tenido una pérdida debes de:
- Tomar conciencia de las pérdidas que hemos tenido y permitirnos sentir el dolor
- Tratarnos con mucho amor, mucha paciencia, y mucha compasión
- Liberarte de los apegos relacionados con la pérdida, que puedes hacer a través de las Constelaciones Familiares.
Se dice que un taller de Constelaciones es equivalente a varios años de psicoterapia. Es bien poderoso.
Meditación para manejar los lutos
www.constelacionespr.com/blog/manejando-las-perdidas
Los Lutos:
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